'He's not mine, is he?' That's the question I fear the most. You see, I have a secret. My son is not fathered by my boyfriend, but by one of the most famous rock stars that ever lived. And he doesn't even know it. One-time celebrity personal assistant to wild boy of rock Johnny Jefferson, Meg Stiles is now settled and living in the south of France with her doting boyfriend Christian and their son Barney. But they're living a lie - a lie that will turn their lives upside down and inside out - because as Barney reaches his first birthday, Meg can no longer deny that her son is growing to look more and more like his rock star father every day, and less and less like Christian, and sooner or later, the world is going to realise . . .
Meg's life has taken a turn for the perfect. She is the envy of millions with her drop dead gorgeous husband, their two beautiful sons and her new mansion in Henley. Her celebrity PA days are over. But desperate to keep up with her rock star husband, Johnny Jefferson, she uproots her perfect family and moves back to LA.
Meg has to learn to live with her new celebrity status and the insecurities of her old life, which keepreappearing. Under the paparazzi flash of an A-List party,complete with red carpet, champagne and canapés, Johnny's rock star past catches up with him and Meg's worst nightmare becomes a reality…
Creo que han pasado tres o cuatro años desde que leí Johnny be good, de Paige Toon, uno de mis libros favoritos, si no mi favorito, que después releí y parodié junto a mis amigas, pero no sabía que la historia de Meg y Johnny tenía continuación hasta que Laura, que siempre lo consigue todo, me encontró estos libros, lo cual le sigo agradeciendo. Con Baby be mine la autora continúa y termina esta alocada historia de amor y Johnny’s girl, más cortito, será un epílogo independiente además de una transición a una nueva saga relacionada con ésta sobre la inimitable Jessie Jefferson, la cual también me pienso leer ;)
Meg no tarda mucho en descubrir, o quizá en no poder seguir negándose a sí misma, que su hijo de un año realmente es de ese chico malo estrella del rock para el que estuvo contratada como asistente personal y con el que tuvo una apasionada aventura. Nuestra protagonista había elegido a Christian, hasta entonces el mejor amigo del cantante, tratando de huir de todos los problemas y quebraderos de cabeza que siempre le trae Johnny pero los ojos verdes de su niño inevitablemente devolverán a su vida todo ese sufrimiento además del glamour, el lujo y el revuelo que conlleva encontrarse relacionada con un ídolo de masas. ¿Volverá Meg a LA? ¿Cómo reaccionará Johnny al enterarse de que tiene un hijo? ¿Esto conseguirá que deje de ser tan irresponsable o no querrá saber nada? ¿Será un buen padre o decepcionará una vez más a Nutmeg?
De nuevo Paige Toon se supera a sí misma con el argumento novedoso y elocuente de esta historia que sus seguidores tanto necesitábamos leer para descubrir el desenlace del romance entre los protagonistas. En este segundo libro Meg se siente culpable por el grave error que cometió y tratará de compensarlo intentando quedar bien con todo el mundo, lo cual no siempre es posible. También veremos una Meg que querrá lo mejor para su hijo por encima de todo, ya se sabe que desde el momento en que te conviertes en madre ya no eres solo tú; y a la vez hará lo posible por protegerse a sí misma de volver a caer en las garras de ese chico malo que tanto le quita el sueño pero que tan poco bien le hace y rehacer su vida. En cuanto a Johnny, para el lector (así como para Meg) llega a ser de lo más frustrante ver que no evoluciona, sigue en su línea de la mala vida y las malas influencias, aunque incluso él mismo quiera cambiar, hacerlo por su hijo y por Meg, no es capaz de conseguirlo… o quizá al final del libro sí… o puede que no ;)
Se trata como siempre de una lectura fácil pero bien escrita que mantiene intrigado al lector. Debido a los repetidos intentos fallidos (o quizá no todos fallidos) de Meg por alejarse de un Johnny que pierde la cabeza por el alcohol, el tabaco y las drogas, ciertos aspectos del libro no llegan a ser trascendentales, pero supongo que eso refleja la vida misma. Además, en mi opinión, un final no debería ser solamente el final de la historia, sino que debe ser impactante, debe ser un giro de los acontecimientos que deje al lector con buen sabor de boca y nunca indiferente, y quizá eso me ha faltado en Baby be mine, aunque sí es cierto que Johnny’s girl compensa con creces este error consiguiendo, precisamente, que el lector quiera sumergirse de inmediato en la vida de Jessie.
En el aspecto personal he de decir que en mi cabeza nunca ha cabido cómo puede alguien dejarse llevar por nada ni por nadie hasta echar a perder su vida tomando drogas. Sin embargo, sí que puedo entender a Meg, creo que existe una conspiración del universo para que las mujeres siempre nos enamoremos del chico peor y más complicado y lo pasemos mal intentando cambiarlo hasta que lo consigamos (pocas veces, de hecho creo que solo ocurre en los libros y las películas) o comprendamos que no merece la pena sufrir solo por un físico capaz de hacer temblar nuestras piernas.
Como no puede ser de otra forma, he quedado de lo más satisfecha con este libro que me ha amenizado los trayectos en metro (menos mal, porque ya se sabe que a mí lo mal que va el metro de Madrid me pone de muy mala leche) hasta el trabajo y me ha dado unas ganas inmensas de comentar y parodiar con mis amigas :P De nuevo un libro que podría haber escrito yo misma, con todos los ingredientes que me encantan y unos personajes a los que se les llega incluso a coger cariño, por decirlo así. Nada más, supongo que solo me queda decir que siempre leeré y recomendaré a esta autora y que en cuanto me sea posible habrá reseña de The accidental life of Jessie Jefferson.
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