La oficial Dominika Egorova es un «gorrión», una especie de cortesana del espionaje, de la inteligencia de la Rusia postsoviética que deberá operar contra Nathaniel Nash, un joven y ambicioso agente de la CIA entrenado para infiltrarse en la inteligencia rusa. Pero ambos se enamorarán y pondrán en peligro sus carreras y la seguridad del topo más valioso de América. Buscando venganza contra sus desalmados jefes, Dominika será reclutada por la CIA y entrará en un perverso juego que desembocará en un clímax electrizante.
La versión cinematográfica de esta historia me encantó. Jennifer Lawrence encaja a la perfección en el papel de la protagonista y su actuación es sencillamente impecable y excelente hasta el punto de dejar al espectador con la boca abierta mientras se va adentrando en el suspense de una trama intensa que engancha hasta el último momento. Dominika Egorova, tras una fatídica lesión que la aparta del mundo del ballet clásico, es forzada por el servicio secreto de Rusia, como única forma de mantener sus privilegios y los de su madre enferma, a entrar a formar parte de la “Escuela de Gorriones”. Allí aprenderá el arte del espionaje utilizando métodos de seducción hasta que su primera misión la lleve a toparse con un agente americano de la CIA llamado Nathaniel Nash junto al que cae en una espiral de atracción y engaño que pondrá en peligro sus carreras y la seguridad de sus respectivos países cuando nuestra protagonista sea reclutada por la CIA buscando venganza contra sus desalmados jefes.
Decidí entonces leer este libro que prometía una perturbadora historia de amor entre dos espías a pesar de las peligrosas circunstancias que les rodean, sin embargo, nada más lejos de la realidad… El libro está correctamente escrito y se podría decir que cuenta con suficientes diálogos, pero en él encontramos muchísima más información de la que nos aporta la película, demasiada información que sobra totalmente. Quizá el problema es que Jason Matthews es un exagente de la CIA con 36 años de carrera a sus espaldas. El autor no ha sabido filtrar los detalles menores del mundo del espionaje dedicando demasiadas páginas a relatar la vida y milagros de un exagerado número de personajes y en general a cuestiones que apartan al lector de la trama aburriendo hasta lo impensable y decepcionando a todo el que haya podido ver previamente la película. Cuarenta y dos capítulos muy densos que por alguna razón que no entiendo terminan cada uno con una receta de cocina.
La relación entre Nate y Dominika queda empañada entonces, pero aún se puede percibir esa atracción por lo prohibido que ambos sienten, el morbo que aporta el peligro, el reto que supone para Nate conquistar a una mujer como ella, tan atractiva pero a la vez tan imperturbable, seria y fría. Nuestra protagonista no se deja achantar, no solo ama a Rusia, también quiere a su madre y sabe que tendrá que hacer algunos sacrificios por ella pero, gracias a sus atributos de sinestesia, puede percibir las buenas o malas intenciones, las emociones y los estados de ánimo de quienes la rodean, cuándo la están tratando de una manera injusta, y entonces su carácter se apodera de ella y responderá a cada uno exactamente como se merece. ¿A quién no le gustaría poder ir con esa seguridad por la vida?
Una historia sobre lo más oscuro que podemos encontrar detrás del gobierno de un país, en la que los personajes, con unas personalidades muy bien construidas por el escritor, intentarán proteger al topo más valioso de América, que lleva años infiltrado en las altas esferas del servicio de inteligencia exterior ruso. No faltará un impactante final que no te esperas, radicalmente diferente al de la película, que quedará abierto para las otras dos entregas de la trilogía en el caso de que te hayas quedado con ganas de más.
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