I wish I could get a seat on the tube… I hadn’t eaten that entire bag of Maltesers… I could meet a man whose hobbies include washing up and monogamy…’
Heather Hamilton is always wishing for things. Not just big stuff - like world peace or for a date with Brad Pitt - but little, everyday wishes, made without thinking. With her luck, she knows they’ll never come true…
Until one day she buys some heather from a gypsy. Suddenly the bad hair days stop; a handsome American answers her ad for a housemate; and she starts seeing James - The Perfect Man who sends her flowers, excels in the bedroom, and isn’t afraid to say ‘I love you’…
But are these wishes-come-true a blessing or a curse? And is there such a thing as too much foreplay?
Comenzamos una nueva reseña con un consejo: ten cuidado con lo que deseas. Compré este libro cuando estuve en Londres, quería hacerme con un estupendo recuerdo como éste y a la vez una divertida forma de practicar el inglés. Me ha costado un esfuerzo leerlo pero he aprendido vocabulario y ha merecido la pena.
Heather Hamilton es una chica como cualquiera de nosotras, con muchos pequeños deseos cotidianos cada día que cree que harían su vida perfecta. Sin embargo, nuestra protagonista se dará cuenta de que quizá la perfección no consista en tener el mejor trabajo, ni el mejor novio, ni en encontrar un sitio para sentarte en el metro o mantenerte en tu peso ideal comiendo lo que te dé la gana.
Un libro correctamente escrito aunque en mi opinión podría albergar más diálogos con una protagonista muy loca y divertida con quien la lectora empatizará enseguida y podrá sentirse fácilmente identificada sin que el resto de personajes se queden atrás. Una lectura cómoda que te enamorará con su historia romántica, te atrapará y hará reír hasta el final.
Si me paro a pensar, quizá yo misma también debo admitir que en ocasiones creo que deseo cosas materiales o cosas sobrevaloradas cuando en realidad deberíamos apreciar más los pequeños detalles de la vida a los que por rutina no les damos importancia.
Además, en lugar de buscar una aburrida perfección que no consiga llenarnos, es mejor buscar una imperfecta perfección en nuestro día a día y en nosotros mismos, puesto que esto se traducirá en nuestro toque único y personal que no tiene por qué ser mejor o peor que el de otros y, sobre todo, en la emoción de vivir como elijamos y en la compañía que queramos.
Heather aprende una gran lección y el lector reflexionará también sobre ello. Un libro, no solo con moraleja, sino que además se puede calificar como comedia romántica, que no te dejará indiferente. Se lo recomendaría a cualquiera que le apetezca enamorarse y reírse abiertamente en sus ratos de lectura pero, sobre todo, recuerda: ten cuidado con lo que deseas… porque puede hacerse realidad.
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