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Foto del escritorMarta Marín

Gente que viene y bah de Laura Norton

Actualizado: 10 ene 2019



¿Cuántas probabilidades hay de que te toque el gordo de la lotería? ¿O de que el chico con el que estás a punto de casarte se líe con la presentadora más guapa de la tele la misma semana en la que además pierdes el trabajo?

A Bea le acaba de pasar (excepto lo de la lotería); así que decide huir y refugiarse en la casa de su excéntrica familia buscando un poco de paz, aunque acabará trayendo el caos a la vida de todos. Bea es así. En esta novela vas a encontrar un mercedes rosa, una casa en los árboles, un pelirrojo de caerse de espaldas (literalmente), muchas risas y unas cuantas lágrimas de esas que se lloran a gusto, que te liberan y te reconcilian con la vida. Una historia con la que descubrirás que siempre hay algo bueno esperándote a la vuelta de la esquina. Si sabes verlo. Y si no la cagas.



 

Debuto en el mundo de las reseñas con el libro Gente que viene y bah de Laura Norton. El verano pasado estuve leyendo No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, la primera novela de esta autora; sí, ésa en cuya portada salen dos preciosos flamencos que todos hemos visto en alguna librería. Me pareció una historia divertida y amena, y es por esto, porque yo leo para entretenerme y pasar un buen rato, decidí leer también Gente que viene y bah.


La autora continúa en su línea de hacernos reír mediante la quizá en ocasiones excesiva excentricidad de la historia en general y de ciertos personajes y situaciones en particular. Pero la historia no deja de ser interesante: en esta ocasión se cuentan las luchas individuales de cada miembro de una familia un tanto peculiar que terminan por entrelazarse entre sí. Las cosas no van del todo mal hasta que Bea, la protagonista, con su carácter impulsivo especialmente cuando se enfada y sin mala intención pero con una capacidad extraordinaria para meterse en líos —en este caso, líos amorosos— acaba por darle un giro a la novela en que todo se volverá más crudo y serio para toda la familia que mantendrá al lector expectante por saber el final.


De la misma manera, se agradece el formato cómodo de leer, con buen léxico y abundantes diálogos que suenan espontáneos; tanto es así que la autora plasma en el libro literalmente la forma coloquial de hablar de las personas, y eso resulta ser un arma de doble filo, pues la lleva a cometer por escrito los errores gramaticales en los que caemos habitualmente. Eso, unido a algún error tipográfico sin mayor importancia y cosas que me han llamado la atención como la ausencia de tildes en los pronombres demostrativos y la palabra “sicólogo” escrita sin “p” que aún encuentro extraña a pesar de estar aceptada por la RAE, son todas las pegas que voy a poner sobre la forma de escribir. En cuanto a lo que se ha escrito, como ya he dicho, me parece una lectura agradable, que engancha y además se ve que la autora se ha informado sobre los temas que trata en el libro como arquitectura, estructuras, materiales o madera.


A nivel personal, no quiero dejar de destacar que me he topado con ciertas frases en el libro para mí bastante profundas que me ha gustado leer porque me he sentido identificada. El título, sin ir más lejos. Espero no estar haciendo spoiler si cuento que con Gente que viene y bah la autora se refiere a esas personas que conoces y parecen distintas, de esas que realmente valen la pena, pero después descubres que en realidad no lo son y te decepcionan. ¿Quién no ha dado con alguien así alguna vez? Yo al menos sí. También me he sentido identificada con el hecho de que la protagonista haya estudiado una carrera de esas puramente vocacionales pero en las que hay que estudiar y trabajar tanto que el agotamiento acaba ganando a la ilusión. Y tampoco quiero dejar de comentar lo bonitos que me han parecido los agradecimientos, pues no son la típica enumeración de nombres sin sentido, sino unas palabras para cada persona a la que la autora quiere dar las gracias por realmente haber puesto un pedacito de ellos en el libro.


En conclusión, es una historia que me ha gustado leer y con la que he pasado buenos ratos este verano en la piscina, en la playa o en cualquier sitio. Me ha hecho sentir emociones, he reído y sufrido con los personajes y me ha enganchado hasta saber si las cosas se arreglarían en ese final que yo no había previsto y que quizá no es el que yo hubiera escrito, pero bastante idóneo. Por último, añadir que estoy deseando que llegue el 11 de noviembre para ir al cine a ver la película de No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas.

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