La nueva y glamurosa vida de Meg como asistente personal del flamante chico malo del rock Johnny Jefferson en la soleada California es un torbellino de fiestas y conciertos. El tranquilo y sensato Christian, que vive temporalmente en Los Ángeles para escribir la biografía de su amigo, ayuda a Meg a mantener los pies en el suelo. Pero con los penetrantes ojos verdes de Johnny y un cuerpo que ya le gustaría a Brad Pitt, ¿cuánto tardará Meg en dar un traspié? Claro que no es la única que pugna por el amor del ídolo del rock: su preciosa novia y las decenas de groupies que conoce cada noche se turnan en su cama. ¿Será Meg una razón suficiente para que Johnny siente la cabeza?
Johnny be good tiene todo lo que a mí me gusta en un libro; es el tipo de libro que yo suelo leer y el estilo de novela que prefiero. Esta historia no te hace pensar demasiado, lo cual me parece un punto a favor cuando se lee por entretenimiento y para pasar un buen rato, realista dentro de su propia ficción, con unos personajes jóvenes con los que puedes llegar a sentirte identificada y de esta manera conseguir meterte en el libro, vivirlo, sufrirlo, esbozar alguna que otra sonrisa o expresión de incertidumbre, ciertas escenas de tensión y un final de esos que no te esperas de los que yo siempre seré fan incondicional. Desde el principio me gustó la idea sobre una chica que comienza a trabajar como asistente personal para una estrella de rock e, irremediablemente, se enamora de él. ¿A quién no le gustaría estar en la piel de Meg? Aunque nos encontramos de nuevo el tópico de la protagonista enamorada de un malote que juega con ella pero que no termina de corresponderla hasta el final del libro, además de que el tema de las drogas y el alcohol, en mi opinión, no es lo más agradable de leer.
Antes de continuar, he de recalcar que he leído esta historia dos veces. Mientras que la primera vez lo califiqué como uno de mis libros favoritos (si no mi favorito) al releerlo si que noté que quizá le falta un grado más de intensidad que podría haberse conseguido con algo de acción, un mayor suspense o unas escenas de sexo más explícitas y/o extensas. Sin embargo, el final del libro sí que te enganchará hasta el punto de no poder dejarlo hasta terminártelo ese mismo día, pues nos encontramos con, si no un giro de los acontecimientos, un impasse del que Meg tendrá que decidir cómo quiere salir, significando esto que quizá tenga que olvidarse de Johnny para siempre.
En conclusión, me encantó vivir esta novela y también recordarla con mis amigas, hacer nuestra propia parodia, comentar, exagerar, criticar, reír y pasar divertidas tardes con ellas. Solo por estas razones merece mucho la pena leer este y mil libros aunque ellas critiquen la novela romántica y sus personajes, para eso está nuestro club de lectura.
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